Sigo con crónicas del Ars..
Dicen que este año no ha sido tan potente como otros, era la primera vez qe iba a Linz (Austria) y para mi fue muy enriquecedor. María se portó fenomenal, sus padres un encanto en todo momento. Esta ciudad con el Danubio verde, el Danubio Azul fue Yann Marussi en el Lentos Kunstmuseum .Maravilla de museo.
Érase un hombre que sudaba azul. ¿quieres verlo? hoy la única actuación. La cola llegaba hasta abajo, Sebas, James, María, Paula y yo, intentando entrar, la expectación era máxima. Esta pieza ha recibido una mención Award Distinction en la categoría de Hybrid Art. En medio de una sala del museo, había una vitrina, cerrada, con luz, y dentro Yann, quieto, sentado en una especie de silla de Star Trek. La música, improvisada en cada actuación llenaba el ambiente de esferas futuristas. Pero nadie se percataba del músico, el objetivo visual era otro. Cámaras sin flash por favor, repetían en inglés. Al contrario que con el Image Fulgurator de Julius von Bismarck, las cámaras no podían usar flash. mucha gente se lo pasó por el forro. Me pareció una falta de respeto.
No sabía muy bien lo que me iba a encontrar, Sebas me dijo el primer día cuando repásabamos el catálogo lioso del Ars que era algo que iba a ser único. Haciéndonos hueco pudimos llegar a ver algo. Calor, mucho calor. “María, fijate, el cuello se le está poniendo azul”. Primera impresión. Grima.
Meterse en la lentitud requiere su proceso, y después de los primeros fotogramas visuales, ese azul iba apareciendo, poco a poco, muy poco a poco. Y las caras de los presentes iban deformándose. Interactividad híbrida. Como dice el autor de la pieza es un proceso desde el interior hasta el exterior. Pablo explica en mediateletipos que lo que se inyecta es Azul de metileno. El azul de metileno se usa como tintura para teñir ciertas partes del cuerpo antes o durante la cirugía. Su uso es principalmente como antiséptico y cicatrizador interno. También se utiliza como colorante en las tinciones para la observación en el microscopio.
Yann trabaja como expectador de su cuerpo, mostrándolo a los demás, en otra dimensión, espero que su concentración le sirviera para no darse cuenta que estaba metido en un circo. Todos formábamos parte, ya que hasta en esto se da la tipica frase de decir “cuanta gente” sin incluirnos a nosotros mismos. Después de más de 40 minutos, el Danubio era azul, como la tristeza, como David Bowie cuando canta desde el espacio. Y las preguntas eran repetidas. ¿Como lo ha hecho? ¿se habrá ingerido una sustancia o la tinta se ha impregnado antes de la performance? Y Paula preguntando . ¿cuál es el concepto? ¿Cuál¿ Cómo? ¿Qué?.Me gustó estar ahí, reconociendo que era parte del circo, pero me gustó verlo. A veces las experiencias no son ni buenas ni malas, sino que es mas importante lo que puedas sacar de ellas y sentir.
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